Il Picciolo Etna Golf Club Castiglione di Sicilia

El Monte Etna es una magnífica presencia en este campo de 18 hoyos creado por el arquitecto Luigi Rota Caremoli en 1989 en las laderas del volcán y enclavado entre el parque homónimo, el Parque de los Nebrodi y el Parque del Río Alcántara. Esta presencia no se limita a ser un simple escenario para ser admirado desde lejos: la piedra de lava oscura, resultado de la espantosa erupción de 1916, que permanece en muchos puntos, en particular en los nueve últimos, complicando el juego para los golfistas, fascinando e intimidando al mismo tiempo. Caremoli supo explotar de manera óptima las 44 hectáreas de terreno montañoso, insertando magistralmente los obstáculos técnicos en el contexto, para dar la idea de un campo completamente natural. Fue el primer campo de golf abierto en suelo siciliano. Los primeros hoyos pasan por un antiguo avellano, luego pasan por grupos de escobas de tejedor, forsitias y racimos de margaritas hasta llegar a una zona donde el terreno volcánico toma el relevo. El hoyo 18 termina justo enfrente de la casa club, una gran casa rosa, el color tradicional de las casas solariegas que se encuentran en los hombros del volcán. La vista desde la terraza se extiende hacia la cima oscura con la lava y el verde de las montañas Nebrodi. Los suaves viñedos que han hecho famoso este lugar por producir un vino honrado con el título de Etna D.O.C. se extienden por toda la zona. Una de las ventajas del Picciolo es que se puede disfrutar durante todo el año. La tierra no se congela en invierno y en verano, los 650 metros de altitud y la proximidad al mar, a unos 30 kilómetros, alivian el clima que en otros lugares quema la isla. Detalles técnicos Campo : 18 hoyos, Par 72, 5881 metros Arquitecto : Luigi Rota Caremoli Topografía: montañosa, escarpada, muchos árboles Características distintivas: las calles son casi siempre montañosas, y tienen algunos obstáculos de agua y arena. Comentarios de los profesionales Una verdadera joya del golf de Sicilia, Il Picciolo tiene la ventaja de un paisaje siempre cambiante. Cubriendo sólo 44 hectáreas, está a 30 kilómetros del mar y muy cerca del volcán Etna. Los primeros hoyos atraviesan un viejo avellano y pasan entre retamas y margaritas para llegar a la parte negra ocupada por la piedra volcánica. ¡Una verdadera paleta de colores y olores! El recorrido no es el más largo, pero la precisión es esencial.